lunes, 28 de junio de 2010

Bendita ignorancia


Hoy he vuelto a coincidir con el chico del metro.

La primera vez que lo vi fue hace tres meses, cuando empecé el nuevo trabajo y, por tanto, hube de cambiar el recorrido de cada mañana. Me llamó la atención la concentración con la que siempre estaba pegado a su blackberry, que parecía conseguir aislarle de todo lo existente a su alrededor.

Y durante varias semanas dediqué los trayectos conjuntos a imaginar cómo sería, qué leería tan absorto, en qué trabajaría, hacia dónde se dirigiría.

Esta mañana se ha sentado en el asiento de al lado y le he visto navegar por su perfil de facebook. Y no paro de pensar que ahora que sé su nombre imaginarme cómo es su vida ya no será lo mismo...

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